UNA CAJA SOSPECHOSA. TENGO QUE ABRIRLA.


Este mediodía, después de levantarme y desayunar me he dado cuenta de un detallito sin importancia.
Encima de la cama mi dueño había dejado descuidadamente una caja. Todo me parecía muy sospechoso.

Esta caja no la tengo controlada. Nunca había estado en casa hasta ese día. La curiosidad podía conmigo. Sé que no debo cotillear las cajas. Pero ya sabéis la gran afición que tengo. Salvo en pocas ocasiones, siempre he encontrado cosas muy chulis dentro de ellas.
Cada vez era más tentador abrir esa caja vieja de zapatos. Así que me acerco…
Nadie por este lado…
Nadie por el otro…
Tengo vía libre, abro la caja.
Que suspense.
¡OH!


Es un osito más pequeñito que yo. Con una cara muy alegre. Pero…
Si este osito lo conozco, es el osito de mimosín. El que sale con los suavizantes esos. ¡Que guay!

Con la cara tan simpática que tiene es fácil ser su amigo. Ale uno más en la familia. Ayer el osito blanco de Jardiland y hoy Mimosín. Pronto tendremos que salir de casa si siguen viniendo ositos.
Bueno, la verdad es que Mimosín ha llegado en el momento justo, hoy estaba preparando una de mis cocas de cebolla. 

Así que vamos a celebrar su llegada a casa.

Un hociquito mimoso.

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