SETAS, SETAS Y... ¿UNA SETA VERDE?

Buscar setas a veces puede ser un poco desesperante. Cuando ya llevaba un rato en el bosque me di cuenta que aunque iba encontrando setas, la frecuencia con que las encontraba era muy espaciada. Vamos que quizá me precipité yendo tan pronto a buscar setas. Quizá debería haber esperado unos días más. Las setas que a mi más me gustan, los “rovellons”, aún no habían salido. ¡Cachis! Aun así, como iba encontrando los “bolets de bou”, las setas que os explicaba ayer, pues seguí buscando más.

Si vais al bosque a buscar setas, tenéis que estar muy seguros de si la seta es comestible o no. Yo cuando veo una seta “sospechosa”, o sea, que no la conozco, no la cojo. Si voy con más gente, pregunto si saben si es comestible o no.

Encontré unas cuantas de estas setas sospechosas.

Esta tenía cierto aire a otra seta que solemos comer, pero la veía distinta, así que pregunté a mi dueño, y me dijo que no la cogiera.

Luego encontré otra muy gordita, pensé que si fuera comestible iba a estar buena, la respuesta volvió a ser negativa. Es más, me dijo que si la hubiera partido, hubiera visto que el interior era azul. ¡puag!

A veces, incluso ir a buscar setas, puede ser un deporte de riesgo, no os podéis imaginar lo que tuve que hacer para esquivar este charco y el lodazal del camino. 

Podría haber pasado por el ladito con mucho cuidado, pero… ¿y si me hubiera fallado la patita? De cabeza al agua habría terminado. 

Así que me aparté del camino, me encaramé a unas rocas y pude esquivar cómodamente el peligro. 

Además está maniobra tuvo recompensa, pues por la parte de arriba encontré unas setas más. Como nadie pasa por ahí… jejeje.

Y ya hacia el final del recorrido, encontré algo que tampoco era comestible. Era grande y verde.

¡Un bote de lavavajillas! ¡Que guarra es la gente! Eso me enfadó bastante. Recogí ese bote y lo llevé refunfuñando al coche, para tirarlo en la basura cuando llegáramos a la ciudad. Si me entero de quien fue… se va a enterar. Grrr

Un hociquito rabioso.

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