11/08/2011
Hola. Como sabéis, por aquí ya estamos en otoñó, y una de
las frutas que más me gusta en esta temporada del año es la mandarina. El año
pasado, cuando mi dueño bajo la primera mandarina de la temporada, de las que
cultivamos en la masía, la guardé para comérmela más tarde, pero Txulo se la
comió, esto lo pudisteis leer en el
comunicado que llevaba por título “La primera mandarina de la temporada”.
Esto que os estaba contando, era para introducir el tema de
hoy, justo cuando me he levantado, llegara un delicado aroma de la cocina, olía
a mandarina, así que sigilosamente, me he dispuesto a cotillear por la cocina.
Y efectivamente había cuatro mandarinas en el frutero. Mmmm.
Han pasado demasiados meses desde que comí mandarinas. Me han venido ganas de comérmelas
todas.
Así que he pelado la primera mandarina…
Y entonces ha llegado Pompeo, también había olido el aroma
de la mandarina, y ponía una carita de pena… que se la he regalado. No pasa
nada, tengo tres más.
He empezado a pelar la segunda mandarina y… ha llegado
London. Se ha repetido la misma escena y aunque un poco a regañadientes se la
he regalado también.
Bueno… a por la tercera mandarina. Justo cuando la acabo de
pelar, ha llegado Txulo. ¡jopé! Y como luego dicen por ahí que soy un osito
malo, cosa que es mentira, he decidido dársela, para que todos vean que soy un
osito bueno y generoso.
Bueno, a por la última mandarina. Y justo llegan Odín y Leonardo. Ya ni ha hecho falta que dijeran nada. Se la he dado.
¡Jopé! Un año más, no
he podido disfrutar de las primeras mandarinas. Tendré que esperar a que
vuelvan a bajar.
Entonces ha llegado mi dueño, ha visto la situación, y como
siempre, suele hacer algo para arreglar la situación y alegrarme el día. Me ha
regalado una mandarina. Y esa era para mí solito. Yupi. Al final ser generoso
ha tenido premio. Jejeje.
Bueno… me queda un gajo de mandarina. ¿Alguien lo quiere? ¿No?
No os oigo. ¿Alguien lo quiere?
Si no contestáis es que no lo queréis. Entonces…
¡para mí! Jejejeje.
Hociquitos
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