Este fin de semana he visto Pacific Rim y aun me tiemblan
las patitas de la emoción. Por fin una señora película de verano. Apoteósica, épica y sublime. Pacific Rim no
solo ha cubierto mis expectativas, las pateó, golpeo y noqueó hasta la luna.
Hay una razón por la cual todavía nos gustan las películas de los ochenta: eran
divertidas, emocionantes y con guiones que, si bien eran sencillos, no eran
completamente tontos. Pacific Rim cae en esa categoría. ¿Se nota que me ha
gustado? Pues solo estoy empezando.
Os voy a ir poniendo en situación explicando un poco de que
va la película. Cuando un portal a otra dimensión se abre en el fondo del Oceano
Pacífico, lo que entra a nuestro lado es un monstruo gigantesco que destruye la
primera ciudad que encuentra en Estados Unidos. A este monstruito lo bautizan
como: “Kaiju” (“bestia extraña” en japonés). Pero pronto descubren que no es el
único monstruo que cruza el portal, entonces todos los países dejan de un lado
sus rivalidades y se unen para diseñar y construir gigantescas máquinas de
guerra llamadas “Jaegers” (“Cazador” en alemán) que necesitan dos pilotos que
unan su red neural para manejarlos. Años después del primer ataque, y a punto a
perder la guerra por la supervivencia humana, un ex piloto es reclutado para
reactivar un viejo modelo de Jaeger y con él, la última esperanza de la
humanidad contra los Kaijus.
Lo primero que me encantó es que Pacific Rim empieza la
acción al momento. No se pierde tiempo alargando la presentación de personajes
y de la situación. ¿Viniste a ver robots peleando con monstruos? Eso es lo que vas a tener desde el
principio. No es una película para llegar tarde a la sala de comprar el
refresco y las palomitas, la destrucción comienza desde el primer minuto.
Afortunadamente, después de la escena de exposición se da un descanso y comienza
el drama humano. El guión de Pacific Rim no es nada del otro mundo pero nos
hace conocer sus protagonistas, sus traumas personales y preocuparnos por
ellos. Y siempre, se siente el drama real, el conflicto de la humanidad al
borde de la extinción está presente y nunca deja de ser un peligro constante y
presente.
Ahora que la he saboreado, tengo que reconocer, que en mi
opinión, Pacific Rim es una película para ver en el cine, en una pantalla
grande y con el mejor sistema de sonido posible. Si tuviera la ocasión no me importaría
volverla a ver en algún cine con tecnología Imax, es sencillamente espectacular.
Ayer mismo escuché una entrevista al mismísimo Guillermo Del
Toro (el director) y explicaba que esta película es una que soñaba con hacer, y
se nota. Aunque es obvio que su inspiración viene de los muchísimos anime que
han llenado la pantalla de televisión desde los años 70, Del Toro prefirió
hacer su propia versión y por lo general evitó hacer referencia a otras, aunque
se siente la influencia de filmes de los ochenta como “Golpe en la pequeña
China” y de monstruos japoneses como Gamera y –por supuesto – Godzilla. Se ve
el amor del director en esta película. Cada escena, cada golpe, cada momento
heroico (¡y hay varios!), especialmente en las batallas, se siente
particularmente diseñado y pensado. La idea de que los robots sean controlados
por pilotos ayuda a que la pelea se sienta más personal, cuando la situación se
pone fea, vemos el efecto en tiempo real y sus consecuencias para ellos, es
casi como si los pilotos estuvieran peleando ellos mismos con los Kaijus.
Ahora que he dejado correr mi entusiasmo un poco, menciono
lo menos bueno del filme: aparte de los principales y los que interpretan Day,
Gorman y Perlman, los demás personajes son casi ignorados; a duras penas
aprendemos sus nombres, por lo cual su destino en el filme casi ni importa.
Dije que “Mako” fue mi favorita, pero tengo que admitir que es casi una
caricatura inspirada en tantos animes: la pequeña joven con ojos grandes y voz
tímida. Pacific Rim no es para nada la mejor película de Guillermo Del Toro,
pero definitivamente una de las más divertidas y espectaculares.
Esto es lo que yo quería ver desde que veía los animes como Mazinger,
Voltron, Evangelion, Gundam, Battletech…. No solo salí del cine emocionado,
salí feliz. En más de una vez, quise levantarme de mi asiento para gritar de la
emoción, eso no me pasaba desde el año pasado, cuando Hulk le dio ese gran
puñetazo a aquella criatura en “Los Vengadores”. Pacific Rim es mucho más
inteligente y humana de lo que se ve en los tráiler, es el estreno perfecto de
verano: entretenido, gigantesco, monumental y muy divertido. Nunca intenta ser
más de lo que es y al mismo tiempo es mucho más de lo que parece.
Es un éxito para mí y espero que lo sea de taquilla. Si no
lo es… es que nos merecemos todas las pelis
como Battleships que salgan de ahora en adelante. No la dejeis de ver, es
sencillamente LA PELÍCULA del verano 2013, ¡Súper mega extremada y
monstruosamente recomendada!
Un consejillo…. No os levantéis del asiento cuando empiecen
los créditos. Hay una escena extra.
Un hociquito cinéfilo y el trailer.
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