XVII SALÓN DEL MANGA. ANDAR Y COTILLEAR.


Hola. Aquí estoy, el gran Osito Samurái, listo para explicaros más cosas que vi en el Salón del Manga.
Justo cuando salimos de la exposición de Samuráis que os conté ayer, había una sala donde solo habían consolas de juegos donde la gente podía jugar. Me llamó la atención un juego donde gracias a la tecnología “kinect” y a la “XBOX 360”, el jugador se convertía en un jedi y luchaba contra enemigos poderosos, todo con solo utilizar el movimiento. 
Jopé. Yo quería jugar y demostrar a todos los asistentes mi destreza en las artes jedi. Pero había tanta gente, que preferí dejarlo. Bueno, vale, digo la verdad, yo si quería, pero mi dueño no quería hacer tanta cola de espera, y aunque puse caritas, no funcionaron. Últimamente se está volviendo inmune a mis caritas dulces para conseguir cosas. Pero tenía razón, no podíamos perder tanto tiempo haciendo cola.


Empezamos a ver las tiendas que estaban en el área comercial, bufff, había de todo, y todo me gustaba, mis ojitos iban locos mirando de un lado para otro.
Mi dueño me había prometido que me compraría una cosa, así que debía elegir con cuidado, y no quedarme con lo primero que viera.
Había figuritas muy chulas, como esta invocación de Odín con Lighting cabalgando encima, del juego Final Fantasy XIII, que recientemente hemos jugado en casa. Pero era muy caro, así que ni siquiera lo pedí.

Aquí también había figuritas muy chulas de Dragon Ball, y estas era mucho más baratas, me las apunté en mi lista, jejeje.
También es muy fácil observar a la gente disfrazadas de personajes de manga, anime o videojuegos. Es muy divertido ir viendo a estas personas que se lo están pasando muy bien con los disfraces, algunos muy logrados y laboriosos, otros más sencillos, pero todos se lo pasan bien, incluso algunos participan en algunos de los concursos de Cosplay (disfraces), por la tarde se celebraba uno  en un recinto exterior a la Farga, y cuando llegamos no pudimos entrar, el aforo era limitado a 800 personas, y ya estaba lleno, había una cola para entrar, en la que si alguien salía, entraba más gente, pero era tan larga que ya me hice a la idea de no poder ver el concurso de disfraces. 
Pero una vez más, estuvimos de suerte, justo al lado de la entrada había una valla, y nos pudimos colocar allí, desde allí podíamos ver perfectamente el escenario, y pudimos ver el desarrollo del concurso, y mi dueño, gracias a su cámara y con el zoom al máximo, pudo hacer fotos que parecían que las tomaba muy cerca del escenario. Menos mal.
Luego un ratito más de andar y a dar otra vuelta más por el Salón para comprar mi regalito de merchandising.  Mi dueño ya había comprado algo, algunos números atrasados de comics y algun DVD, pero yo no sabía que elegir.
De tanto andar, me sentía cansado y con hambre. Y es que en salón hay también comida típica japonesa, chuches, fuentes de chocolate y una cafetería normal, jejeje.
Pero ya que estaba en el salón del manga, quería que mi merienda fuera japonesa. Así que descubrí  un stand donde solo servían una cosa. Jejeje. Tuve una gran suerte, jejeje.  Y es que en japonés “daifuku” significa literalmente “gran suerte”. En este stand precisamente vendían daifukus, que consiste en un pequeño pastel de arroz (mochi) con un relleno dulce. El que compré para merendar era con fresa (yomogi daifuku). Mmmm. Estaba delicioso.
Pero aunque yo había merendado bien y ya no tenía hambre, una asistente del salón, ataviada con un uniforme rojo y con piel muy reptilinia, también tenía hambre y sin hacer cola y ni siquiera pagar por la merienda, tomo lo que le gustaba y se preparó para merendar. Uy uy uy.

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